ELABORACIÓN

Se pone la leche a cocer con una cáscara de limón y azúcar.
Se deslía la maicena en un poco de leche fría que se habrá apartado de la totalidad. Cuando comience a cocer se añade la maicena y dos tercios del azúcar y se mueve hasta que espese. Se pone en una fuente, se deja enfriar y se mete en la nevera hasta el día siguiente.
Al día siguiente solo hay que partir trozos de masa, rebozarlos en huevo batido y pan rallado y freír en abundante aceite. Al sacarlos se rebozan en una mezcla de azúcar y canela y se dejan enfriar y ya están listos para comer.